martes, 12 de diciembre de 2006

Fragmento VI

En la huida, Gitus fue confundido con un rebelde y un disparo certero en el corazón hizo que se desplomara en el suelo. Viriath, que sostenía la mano de su padre, no se había percatado de lo ocurrido y le animaba a levantarse pero era inútil. El cuerpo yacía inerte rodeado por un charco de sangre cada vez mayor. Entonces la pena invadió su alma y se puso a llorar desconsoladamente. Un golpe fuerte en la nuca le hizo perder el conocimiento. Cuando consiguió despertarse se hallaba en una habitación que no era la de su casa. Las paredes eran metálicas, no había cuadros ni ventanas y un montón de conductos del sistema de ventilación perforaban el techo. Junto a la cama había una mesita con una bandeja encima. Sobre la misma estaban un vaso de leche templada y unas galletas. Todo dispuesto para ser engullido en cuanto tuviera ocasión. Pero el chico no tenía hambre. Por un momento volvió a repasar mentalmente todas las escenas últimamente acaecidas. Se culpaba de la muerte de su padre. Si no se hubiese escondido detrás de los fardos, si no hubiese estado allí, entonces quizás no hubiese supuesto un lastre para la huida de su padre. Nuevamente, se deshizo en lágrimas. La puerta se abrió lentamente y una cabeza hizo su aparición. Era la de una niña, pequeña como él, que debía tener casi su misma edad. Se acercó tímidamente y le preguntó el motivo de su tristeza.
- ¿Por qué lloras?
- Porque, porque… mi padre ha muerto y me siento culpable. Además no sé dónde está mi familia –sollozaba el muchacho-.
- No llores. Mi padre me ha dicho que eres mi nuevo hermano. A partir de ahora nosotros seremos tu familia.
Viriath no entendía nada. A quién se refería con nosotros, quién era el padre de la niña, dónde estaba. Un montón de preguntas por responder y una ausencia total de respuestas.
- ¿Quién es tu padre y dónde estoy? –preguntó angustiado -.
- Mi padre es el capitán Fenerkain Dyut y te encuentras en la fragata espacial Dïrûs X29. Estamos sobrevolando el mar de las Antípodas.
- Totalmente cierto, Qym. –dijo Fen que había estado escondido detrás de la puerta escuchando la conversación-. No tienes por qué sentirse triste y apenado. Tú no tienes la culpa. Fueron las tropas del Emperador las que asesinaron a tu padre. No podía dejarte allí porque corrías mucho peligro. Hoy empieza una nueva vida para ti. No te será nada fácil pero confío en hacer de ti un buen pirata, el mejor, sin duda.
- Pero yo no quiero ser pirata. Quiero volver con mi familia a la granja –replicó el chico-.
- Mira,Viriath, has de olvidarte también de ellos. Lo más seguro es que en estos momentos, en el mejor de los casos, estén encarcelados acusados de ser cómplices de Yth Gersbol. Sumus castiga de forma ejemplar cualquier intento de levantamiento en su contra. No tiene escrúpulo ninguno en arrastrar con sus decisiones a inocentes, que se hubieran visto involucrados, de forma involuntaria, en los hechos. Además, el pasado pirata de tu padre será un motivo más que justificado para condenar a tu familia.
- No, no puede ser cierto. Primero, mi padre, ahora mi madre y mis hermanos. No es justo. ¿Por qué? -gimoteó Vir-.


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