miércoles, 20 de diciembre de 2006

Fragmento IV

La expresión del rostro de Gitus se volvió aún más seria. La elección era difícil. Podía regresar a casa con las manos vacías y después intentar revender los productos a un precio muchísimo menor o quedarse e intentar proteger al muchacho. Si el chico le hubiese hecho caso y se hubiese quedado en casa, no se encontraría en estos momentos en esta situación. Durante unos minutos reflexionó fríamente hasta tomar una decisión.
- Definitivamente, no me voy a ir. Protegeré ambas cosas, los intereses de mi familia y a mi hijo – concluyó Gitus -.
- De acuerdo, pero luego no me digas que no te lo advertí –sentenció el antiguo pirata -.
Fen se dio media vuelta y continuó ayudando a los hombres del puesto de fruta. Viriath no salía de su asombro. Su padre había sido en otra época un pirata que recorría las galaxias haciendo fechorías y robando botines. Jamás había contado nada al respecto en casa. Quizás por eso también no quería que nadie le acompañase al mercado. Existía la posibilidad de encontrarse con viejos conocidos o antiguos enemigos que podían revelar su pasado o hacer peligrar la vida de los suyos. Transcurrida una hora desde la conversación entre ambos ex piratas, unas estrepitosas trompetas anunciaron la llegada del Emperador. Simus Taxus el Grande se hacía llamar. Natural del planeta Zif, en sus inicios fue, tan solo, el rey del mismo. Con una desmesurada ambición y un poderoso ejército, había conseguido ir sometiendo y dominando cada uno de los planetas de la galaxia a su voluntad. Practicaba una antigua religión, la de los canateos, caracterizada por el desarrollo de habilidades psicofísicas fuera de lo común. La tiranía que había impuesto había impulsado la sublevación de ciertos grupos minoritarios rebeldes, agrupados bajo el nombre de Yth Gersbol, que en lengua tun significa Libertad Viva.


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