jueves, 2 de noviembre de 2006

Fragmento XIV

La superioridad imperial acabó destrozando la primera línea y abriendo una brecha por la que penetraron destructores y acorazados imperiales. Ante esta situación, el general Laîcös decidió reorganizar el frente, adelantando a la segunda línea la flota pesada que se encontraba en la tercera. Un bloque compacto que sería la última y única barrera que detendría el ataque enemigo. Sin embargo esto no resultó ser una buena estrategia. El hábil emperador reorganizó también su flota de una manera brillante. En lugar de hacer avanzar un frente de profundidad continua hacia el contrario, colocó un grueso mayor en la parte izquierda de la línea de avance. De esta manera consiguió desbordar a los rebeldes por este punto y envolverlos. En pocas horas la flota de naves de Yth Gersbol quedó exterminada por completo. La victoria de Sumus ya estaba prácticamente consumida. Ahora sólo quedaba acabar con las tropas terrestres del enemigo, pero ello no supondría ningún problema. Desde la lejanía, el capitán Fenerkain Dyut observaba el desarrollo de los acontecimientos. Tras completar la aniquilación de la flota rebelde, ordenó a su tripulación alejarse de la zona poniendo rumbo al planeta Tun. En el momento en que se disponía a partir, vio a lo lejos como una gigantesca nube brillante se aproximaba al campo de batalla. Cuando ésta estaba a pocos kilométros de las tropas imperiales, la luz radiante se desvaneció y en su lugar apareció un enjambre de naves de morfología diversa, que no parecía corresponder a ningún pueblo o raza conocido hasta ahora. El emperador se vio obligado a frenar, por el momento, el ataque contra el planeta y recolocar su flota tal y como lo había hecho anteriormente. Antes de iniciar cualquier movimiento, intentó comunicarse con los recién llegados para conocer cuáles eran sus propósitos.

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