jueves, 23 de noviembre de 2006

Fragmento IX

Hoy se reúnen en secreto los principales líderes rebeldes en la ciudad de Îstarus, en el planeta Cólfô del sistema Mëtva. Fen ha tenido que acudir para llevar hasta allí nuevas armas y tropas. Viriath se siente mucho más identificado con el movimiento de resistencia que el capitán. Juntos presencian las intervenciones de los diferentes cabecillas. El discurso inicial lo hace el comandante Jâb Wöhj.
- Queridos amigos y aliados de la causa. Me temo que ya sabréis el motivo que nos ha congregado aquí. El emperador Sumus Taxus, ese tirano sediento de sangre y poder, está reorganizando su ejército, reclutando mercenarios y piratas, para formar la fuerza de combate más grande jamás nunca vista, desde los tiempos de las guerras de Îstarus. Algunos de los aquí presentes, no habían nacido aún cuando tuvieron lugar. Yo, recuerdo como si fuera ayer, la pérdida de un enorme número de los nuestros. Era la primera vez que un contingente rebelde osaba plantar cara a las tropas del tirano. Por aquel entonces, ellos nos duplicaban en número pero a nosotros eso no nos importaba, nos hacía envalentonarnos aún más, si cabe. Sin embargo, la fortuna no estuvo de nuestro lado y fuimos masacrados. Y es precisamente ahora, después de tantos años, cuando hemos sido capaces de volver a reunir una fuerza, que es casi igual a la que se enfrentó al emperador aquella vez. Gran parte de personas que antes eran nuestras aliadas, traidores sin causa ni patria, se han vendido a cambio de fortunas y han dado a conocer al enemigo información sobre nuestras instalaciones, planes y miembros. Ya nadie está seguro. Según informan nuestras fuentes, nuevamente Sumus pretende acabar con las células de resistencia, y así dar por finalizada la amenaza potencial que suponemos para todos sus planes de dominio. Más que nunca, en estos momentos, debemos permanecer unidos. Me temo que una nueva guerra se avecina y no estamos lo suficientemente preparados para salir victoriosos. ¡Que los dioses se apiaden de nosotros! – concluyó el comandante-.
Jâb se sentó resignado en una silla mientras era aplaudido por el auditorio. El siguiente turno de palabra era para el general Laîcös.
- En primer lugar, saludos a todos los fieles rebeldes presentes en la sala. En segundo lugar, te felicito por tus encomiables y sinceras palabras, Jâb. Una vez expuesta la situación de forma tan clara, sólo procede someter a votación la decisión de ir o no ir a la guerra. Podemos presentar una confrontación directa o rehuir de la lucha y seguir con nuestra táctica de pequeños ataques en posiciones estratégicas. No olvidemos que ahora el enemigo conoce parte de nuestras bases y planes. Por tanto, hemos de buscar nuevos asentamientos desde los que redefinir la estrategia a seguir. Tampoco se debe dejar caer en el olvido la insuficiencia de tropas con la que se cuenta actualmente. Aunque seamos valerosos, no debemos pecar de locos. Pido una breve reflexión para que la votación se lleve a cabo de forma meditada, después de sopesar los pros y los contras. Tras un descanso de quince minutos, se reanudará la sesión con las votaciones. Esto es todo lo que tenía que decir. ¡Yth Gersbol! – gritó como finalización de su discurso-.
- ¡Yth Gersbol! – respondieron los asistentes enfervorizados-.


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